Día 4. Llegamos a Asís

04 Abril 2024

El día prometía. Por primera vez nos vamos a acercar a los lugares donde vivió San Francisco de Asís. Al llegar a una inmensa iglesia descubrimos que dentro había otra pequeñita, la iglesia de la Porciúncula, donde empezó toda la historia de amor de Dios con Francisco. Allí celebramos la eucaristía con el P. Manolo y nos recordó lo importante que es ser auténticos y felices en esta vida como lo fue Francisco de Asís.

Todos pasamos por aquella iglesia pequeña y todos recitamos la oración del Cristo de San Damián. Seguidamente pasamos a la tienda donde todos los artículos  estaban relacionados con San Francisco. Muchos de nosotros compramos pulseras, Cristos, Taus...  para nuestros familiares y amigos. Antes de subir al autobús nos hicimos la foto de familia ante la Porciúncula  y nos dirigimos a otra iglesita pequeña, la de San Damián, donde le habló el Cristo a Francisco y donde ya su vida cambió radicalmente.

Allí nos encontramos con un novicio español fr. Álvaro que muy amablemente y desde el corazón nos invitó a ser felices como lo fue San Francisco de Asís. Después de una larga subida disfrutamos durante varias horas de las bellas calles de Asís y de su gastronomía. A las 3 nos volvimos a encontrar en la iglesia de Santa Clara para ver su restos y rezarle ante el Cristo de San Damián que ellas conservan con mucho cariño. Visitamos la casa de los padres de Francisco; la catedral de San Rufino, donde está la pila donde se bautizó San Francisco; bajamos después a la antigua catedral de Asís: Santa María Mayor, donde con gran sorpresa nos encontramos al Santo más joven de la cristiandad con chandal y zapatillas de deporte, San Carlo Acutis.

Realmente, nos sorprendió a todos su vida y el estado de conservación. Finalmente, callejeando por las calles de Asís llegamos al corazón del mismo: a la gran basílica que conserva los restos de nuestro padre San Francisco. Pudimos observar y admirar la belleza de las tres iglesias: la superior, la inferior y la tumba. Las pocas horas que nos quedaban de Asís las aprovechamos para las últimas compras y seguir disfrutando de esta inolvidable ciudad que nos recuerda a San Francisco de Asís y a los franciscanos. Con una típica cena terminamos este día.

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